Compañeros de la presidencia.

Distinguidos invitados.

Queridos graduados.

Cada ciclo de graduación imprime una marca distintiva en la formación de profesionales competentes y comprometidos con la Revolución, delineando con claridad la identidad y propósito de nuestra institución educativa. A lo largo de 47 años, la universidad ha desempeñado un papel excepcional al moldear a más de 12,500 ingenieros y licenciados. Estos graduados han dejado una contribución significativa enriqueciendo el entramado intelectual y profesional de nuestra sociedad.

Esta graduación de más de 250 ingenieros, licenciados, técnicos superiores no solo nos invita a celebrar logros, sino a reflexionar sobre cómo estos años han forjado un legado educativo que continúa guiando a las generaciones presentes y futuras hacia el éxito y la excelencia.

La universidad no solo transmite información; es un crisol donde las ideas se moldean, y los estudiantes emergen como profesionales equipados para abordar los desafíos del mundo real. Por eso constituye el suelo fértil para el crecimiento académico, donde la familia emerge como el robusto cimiento que sustenta este proceso. Donde actúan como los pilares que brindan apoyo a los jóvenes en los momentos más desafiantes, siendo las voces alentadoras que celebran cada logro y las manos amorosas que los apoyan en las circunstancias adversas. La contribución de las familias trasciende lo financiero; representa amor, confianza y compromiso que impulsa a los graduandos hacia la senda del éxito.

En el camino hacia la graduación, nos encontramos con historias conmovedoras de jóvenes que, en momentos difíciles, consideraron abandonar sus estudios.

En medio de este grupo valiente, nos encontramos con jóvenes cuyos sueños de obtener sus títulos se vieron amenazados por la inesperada adversidad económica que se cernía sobre sus familias. A pesar de las lágrimas y la incertidumbre, encontraron dentro de sí la fortaleza necesaria para continuar. Sus historias no solo narran la superación de desafíos académicos, sino que también destacan la resiliencia arraigada en lo más profundo del espíritu humano.

Otras narrativas conmovedoras nos llegan de jóvenes cuyas vidas fueron marcadas por la pérdida de seres queridos en momentos críticos de sus estudios. Aunque la tristeza amenazaba con oscurecer sus caminos, la voluntad de crecer y honrar la memoria de sus seres queridos les proporcionó la fuerza necesaria para persistir. Estas historias son conmovedores tributos a la capacidad humana de transformar el dolor en determinación.

Estos relatos no solo abordan desafíos académicos, sino que también revelan batallas personales y situaciones difíciles. En ellos, emerge la voluntad de crecer, de superar obstáculos y de perseverar hacia el logro académico, resaltando la admirable tenacidad que caracteriza a estos jóvenes

Sus historias inspiradoras demuestran que la educación no solo es un medio para adquirir conocimientos, sino también un vehículo para el desarrollo personal y la transformación positiva.

La formación académica se revela como un proceso de duración indefinida, distante de ser una meta final. En el recorrido para moldear ingenieros y licenciados, la premisa de continuidad se erige como un faro directriz, como dijo nuestro comandante en jefe en ustedes está la continuidad de la obra de la Revolución. Su significado va más allá de la mera obtención de un título; implica un compromiso vitalicio con la búsqueda constante de conocimientos. Al concluir sus estudios, los graduandos no solo se despiden de la universidad con un diploma en mano, sino con una aguda conciencia de que el conocimiento fluye de manera ininterrumpida para que estén por encima de su tiempo como dijo el maestro.

En épocas difíciles y de limitaciones, emerge un profundo sentimiento de gratitud hacia aquellos que sustentan los fundamentos de la educación superior cubana. Son precisamente en estos momentos desafiantes donde la expresión de agradecimiento a las autoridades del gobierno y del partido en Moa adquiere un matiz significativo, representando un reconocimiento sincero por el respaldo incansable a la universidad y la continuidad de los procesos universitarios.

En el acto de graduarse, la universidad no solo entrega títulos, sino también la responsabilidad de dejar crecer a sus graduandos. El papel de la institución es ser el catalizador que impulsa a los individuos a alcanzar nuevas alturas. Dejar crecer no es solo un gesto simbólico, sino una contribución activa al flujo continuo de conocimiento y crecimiento en la sociedad.

Hoy, que marca el fin de una etapa y el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas, quiero compartir con ustedes la profunda sabiduría de ser agradecidos con la vida. No como un simple gesto, sino como una filosofía que transforma cada experiencia en una lección, cada desafío en un impulso para crecer y cada alegría en un regalo preciado.

Mientras miran hacia atrás en los años de arduo trabajo, sacrificios y logros, permítanme recordarles que cada paso en este viaje universitario ha sido una victoria personal, una conquista que va más allá de los exámenes y las calificaciones. En las noches de estudio interminables, cultivaron la paciencia y la perseverancia, aprendiendo que el verdadero crecimiento a menudo se gesta en la adversidad. Ustedes son héroes de sus propias historias, y cada uno de ustedes lleva consigo no solo un título, sino una mochila llena de recuerdos, amistades y lecciones que han esculpido su carácter.

Hoy, cuando miren su título, vean el reflejo de su dedicación, sacrificio y la valentía de seguir adelante cuando todo parecía imposible. Además de un símbolo de logro académico, también representa una llave que abre las puertas a un futuro lleno de posibilidades y oportunidades.

Queridos graduados.

Para nosotros la fusión con el sector empresarial ha sido y seguirá siendo una prioridad. En este contexto reafirmamos nuestro compromiso de continuar y profundizar en los programas de formación y promoción del posgrado, desarrollando una política proactiva y de apoyo frente a la demanda del desarrollo socio económico del sector industrial y electro energético, en la industria del níquel, en la industria siderúrgica, la industria de materiales de la construcción, en la producción de alimentos y en el desarrollo local. Este enlace simbiótico asegura que los futuros profesionales no solo sean competentes en el aula, sino también en el exigente escenario industrial que los aguarda.

Cada uno de nosotros ha superado obstáculos, ha crecido no solo como estudiante, sino como individuo, y ha forjado conexiones que perdurarán más allá de estas aulas. En este escenario de logros, reconocemos el apoyo incansable de nuestros profesores, el aliento de nuestras familias y la inquebrantable determinación que nos ha llevado hasta aquí. Mientras nos despedimos de estas paredes académicas, llevamos con nosotros no solo conocimiento, sino también el espíritu de perseverancia que nos impulsará a alcanzar nuevas alturas en los caminos que elegimos recorrer.