Mascarillas, guantes, cloro, ropa séptica, han alternado con la ciencia y la didáctica de manera armoniosa en esta etapa. Entrar a la zona roja es un reto que cada cual asume según su perspectiva; con un denominador común lo enfrentan nuestros profes: el deber se impone, y si de valores se trata, la mejor forma de compartirlos es estando allí, donde se es más útil.

A mediados de enero, ultimando detalles para recibir en las aulas a los estudiantes y planificando pormenores para celebrar el cumpleaños 45 de esta institución académica, como lo merece la comunidad universitaria, la COVID irrumpió nuevamente para robarse el escenario.

Con respuestas oportunas, eliminando vulnerabilidades y previniendo los riesgos, le salimos al paso, y a la nueva ola de la pandemia le establecemos frenos. Contar con un centro de aislamiento para pacientes sospechosos en nuestra residencia estudiantil ha sido la tarea más compleja y, a la vez gratificante, pues nos ofreció muchas variables para dominar el escenario, protagonizando historias valerosas que han quedado registradas en la historia de la Universidad de Moa.

Rolando, Pedro, Yasmani, … están entre nuestros valientes que, a pesar del temor y las complejidades de este tiempo, han estado allí, dispuestos a todo para contribuir en la lucha contra la pandemia.

Muy cansada terminó Marbelis Lamorú Urgellés, vicedecana de la Facultad de metalurgia electromecánica, su tiempo en la zona roja. “Limpiar los baños y dormitorios, subir los cuatro pisos del edificio con bandejas de comida en brazos para los aislados, garantizar la higiene de los entornos, fueron las funciones que realicé cuando me tocó”  – expresa con orgullo la profesora-  ¿Y el miedo? “Claro que es duro, por mucho que  una se cuide y se  adopten todas las medidas, el miedo al contagio siempre está latente, el temor es algo real, pero hay que controlarlo, porque la convocatoria es a cumplir con las exigencias de este tiempo de duras pruebas, y a eso no se puede renunciar, ya sabes, los valores sobre todas las cosas” –agregó.

Seguir apostando por la vida, aportar en todo lo que sea preciso, aumentar las muestras de solidaridad y humanismo, contar más testimonios de los tiempos de pandemia, será la manera más singular y digna de vivir este año 45, comprometidos siempre con la Revolución, seguros de que la autonomía es la forma de vida más certera para la PATRIA, donde no se negocian los principios de libertad, seguros de que !PATRIA O MUERTE! !SIEMPRE VENCEREMOS!