Llevar “un lirio en la mano”, puede simbolizar,  la  forma inequívoca de homenajear  a nuestros muertos, los tangibles : esos que parecen vigilar nuestros actos desde la magnitud de lo eterno (padres, amigos, abuelos…) y los que desde la dimensión de lo real imaginado se establecieron en nuestra vida espiritual y son tan importantes como los primeros (Julieta , Dido, Artemio Cruz, el bebé Rocamadour…) ;entre otros muchos que como almas en pena , vagan sin cesar y renacen con fuerza en la armazón sensible de cada individuo para hacer frente a los avatares del cada día.

Y sin que sea como reclamaba la Avellaneda : “Voz pavorosa en funeral lamento”, permítanme  en este 19 de mayo, igual de grave el gesto , encender un gran cirio por los fallecidos de antaño, y por tanta víctima inocente que a diario en Cuba, Latinoamérica y el mundo fallece como consecuencia de la pandemia del Covit 19 que tantas vidas ha cobrado.

Mi Martí, el que falleciera  un día como hoy prefiero recordarlo organizando sin descanso la continuidad del proceso durante  la Guerra Necesaria, subiendo las escarpadas lomas del Oriente y admirando tanta belleza junta : “Cojo hojas secas para mi cama “”Miro el rancho afuera , y veo en lo alto de la cresta atrás , una palma y una estrella”

Recorriendo su obra anterior al Diario de Campaña puede rastrearse una  conceptualización amplia del fenómeno de la muerte, visible ya en una producción temprana como su soneto Diez de Octubre laudatorio de la insurrección en Cuba cuando expresa que como resultado de los cruentos combates : “De su fuerza y heroica valentía , tumbas los campos son “. En su testimonio del Presidio Político , resulta imposible de olvidar cómo marcara en sus aspectos más específicos la agonía de su compatriota de 12 años Lino Figueredo: “Lino, que venía con la erupción desarrollada en toda su plenitud, con la viruela mostrada en toda su deformidad , viva, supurante, purulenta. Lino en fin , que venía sacudido a cada movimiento por un ataque de vómito que parecía el esfuerzo postrimero de su vida …Y el médico certificaba que venía sano Lino. Este médico tenía la viruela en el alma “ 

Otra arista interesante en la obra del más universal de los cubanos  , es la percepción de la muerte como dama hermosa que hace recordar la simpática Catrina que representara  Diego Rivera en un mural mexicano . Prefiero quedarme con el autorretrato de la Parca que el Maestro trazara magistralmente en su Canto de Otoño. Allí , entre líneas , nos hace guiños , lo perdurable l de seres humanos que como José Martí,  hicieron del sacrificio  a los demás una divisa que es el mejor homenaje a su vida ejemplar.

Los martianos de este planeta convulso y desigual seguiremos buscando respuestas para las interrogantes más difíciles.  El caballo desbocado, los disparos y el humo de aquel fatídico día en Dos Ríos conformaron no sólo al jefe que predicó con el ejemplo. Fomentaron el vivo y perdurable derrotero de los pueblos de un continente entero empeñado en redimirse o morir en el empeño.

  Bien: ya lo sé!:– la Muerte está sentada
A mis umbrales: cautelosa viene,
Porque sus llantos y su amor no apronten
En mi defensa, cuando lejos viven
Padres e hijo. –Al retornar ceñudo
De mi estéril labor, triste y oscura,
Con que a mi casa del invierno abrigo,–
De pie sobre las hojas amarillas,
En la mano fatal la flor del sueño,
La negra toca en alas rematada,
Ávido el rostro, –trémulo la miro

Cada tarde aguardándome a mi puerta.
En mi hijo pienso, –y de la dama oscura
Huyo sin fuerzas, devorado el pecho
De un frenético amor! Mujer más bella
No hay que la muerte! Por un beso suyo
Bosques espesos de laureles varios,
Y las adelfas del amor, y el gozo
De remembrarme mis niñeces diera!

…Pienso en aquel a quien mi amor culpable
Trajo a vivir, –y, sollozando, esquivo
De mi amada los brazos: –más ya gozo
De la aurora perenne el bien seguro.
Oh, vida, adiós!:– Quien va a morir, va muerto.

Carlos Sánchez Cutiño

Presidente Sociedad Cultural José Martí en Moa y de la Cátedra Honorífica del mismo nombre en la Universidad de Moa